Tema I: El socialismo científico

Para que el socialismo científico se constituya en una nueva y revolucionaria concepción del mundo ha sido necesario que el régimen capitalista de producción se desarrollara y ocupara un lugar dominante en la producción social. En este sentido, el socialismo científico no es fruto de una especulación de sesudos pensadores que pretendían construir un reino ideal que fuera expresión de la razón y la justicia, sino la síntesis teórica de un largo proceso histórico dominado por los antagonismos de clases donde actúan como catalizadores el desarrollo de la producción y la lucha de clases.

Detrás de la formulación teórica se encuentra la comprensión del proceso histórico determinado por las leyes que rigen la producción social y el papel de las clases sociales en dicho proceso, en concreto el modo en que el proletariado supera las condiciones económicas y políticas que lo constriñe a clase explotada y oprimida por el capital. En síntesis podemos concluir que el socialismo científico es la teoría de la revolución proletaria, que se ha desarrollado mediante un proceso con varias etapas entrelazadas: existencia del partido comunista como movimiento revolucionario dirigido por el proletariado, articulación partido-masas mendiante la guerra popular como proceso necesario para destruir el Estado burgués a la vez que construye los órganos del nuevo poder revolucionario con sólidas bases de apoyo en el seno de las masas explotadas, creación del ejército y la milicia popular para mantener armado al pueblo, etc. Esta revolución no es una quimera a la que el proletariado aspira realizar, sino una realidad como se ha podido comprobar históricamente en las distintas sociedades en que se ha realizado dado que es el propio régimen capitalista de producción en su devenir quien crea sus premisas históricas, económicas y políticas. El proletariado se encarga de llevarla a cabo mediante su praxis revolucionaria, una vez se haya constituido en partido político, es decir, en sujeto consciente de su labor histórica.

La razón de ser del sistema capitalista es la apropiación de la plusvalía para convertirla en capital: inversión de capital para producir más capital, este es su ciclo eterno. Ello se realiza explotando la fuerza de trabajo y desarrollando las fuerzas productivas contínuamente por medio de concentración y centralización de los medios de producción y la fuerza de trabajo, lo que a la larga se convierte en un obstáculo para el propio sistema debido a la contradicción antagónica que atraviesa a la producción capitalista: el carácter social de la producción frente al carácter privado de la apropiación. Contradicción que se manifiesta como caída tendencial de la tasa de ganancia, en el terreno económico, y mayor enfrentamiento entre el proletariado y la burguesía, en el terreno político. Los dos aspectos de la contradicción se agudizan extremadamente en el imperialismo, aunque ello no supone que la burguesía no tenga mecanismos para solventar la contradicción, como puede ser por el aumento de la explotación de la fuerza de trabajo y el desarrollo de una política economista en la política general del proletariado, que es lo que ocurre cuando el revisionismo y el oportunismo toman la dirección de la lucha de la clase obrera. Si el capitalismo existe como condición de desarrollar las fuerzas productivas pero, sin embargo, se muestra incapaz de dominarlas, convirtiéndose estas en un enemigo para su propio desarrollo, ¿qué sentido histórico tiene al día de hoy dicho régimen de producción?

Ninguno si nos atenemos a los hechos, dado que las condiciones materiales para el tránsito a otro modo de producción, la sociedad socialista, están dadas – formación del mercado mundial, en donde las distintas economías nacionales constituyen eslabones de la cadena del sistema mundial – creando la tendencia a la revolución proletaria mundial. Si las condiciondes económicas están dadas ¿qué falta para hacer la revolución socialista? Las condiciones políticas, esto es, la reconstitución de la Internacional Comunista y de los distintos partidos de nuevo tipo en cada país a través del Balance del Ciclo de Octubre.

El socialismo es una tarea de tal envergadura que necesita de todos los efectivos disponibles, en donde la mujer, en concreto la mujer proletaria, tiene que participar directamente para que su realización sea un hecho social que cambie el mundo de raíz. La mujer proletaria al estar explotada, igual que el hombre proletario, está interesada en contribuir con su esfuerzo en luchar contra la propiedad privada capitalista con el objeto de romper sus amarras con el capital, máxime cuando es sobre la que recae además del trabajo en el centros de producción, la mayoría del trabajo doméstico no pagado por el capital en la reproducción de la familia burguesa.

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